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  • Daniel Márquez Melgoza

EL ANDADOR DE MADRIGAL DE LAS ALTAS TORRES, A LAS ANDADAS...


El miércoles 20 de septiembre volvió a ser noticia el asunto del andador de la segunda de Madrigal de las Altas Torres (MAT), luego de la información anterior a principios de mayo. Leí la información de NTS Noticias (21/09/2017) y me dejaron alarmado las palabras del alcalde Víctor Báez Ceja, cuando según la nota, dijo: “ y les informó que se espera llegar a un acuerdo con la supuesta dueña, en últimas instancias, para realizar la compra, a lo que los vecinos se inconformaron, pues aseguraron seria comprarlo otra vez…” Y tienen razón los vecinos

Ese dicho, “en últimas instancias, para realizar la compra”, deja ver que el alcalde desconoce el historial del paso peatonal de Madrigal de las Altas Torres; ese desconocimiento sería atribuible a incompetencia del o los asesores, pues se da a entender que no hicieron todo lo bien como sería de esperar la tarea de investigar a fondo en los archivos de la Presidencia Municipal, ya sea porque éstos no estén organizados o porque los documentos aludidos hayan desaparecido por alguna causa. Del todo graves cualquiera de las dos suposiciones: un archivo sin organización o un archivo organizado, pero saqueado.

En el tema del andador o paso peatonal de MAT han tenido participación tres administraciones municipales: la del C. Joaquín Arreola Estrada (1981-1983), la del C. Gastón Mendoza Alcocer (1984-1986) y la actual del C. Víctor Manuel Báez Ceja (2015-2018), en la que se da la aparición de la supuesta dueña: nada menos que a 31 años de distancia de la anterior administración municipal que tuvo que ver en este asunto, la de Gastón Mendoza; o a 35 años de distancia, si nos remontamos al año de la compra y pago definitivo en diciembre de 1982, con Joaquín Arreola, según documentos oficiales.

Fue admirable la enjundia con que el C. Joaquín Arreola asumió como propio el problema de la incomunicación de la escuela primaria Vasco de Quiroga y en función de ello hizo valer sus oficios políticos y de gestión para llevar a buen término lo que le correspondió: negociar y adquirir por compra la casa del número 19 de la calle de Lerín, atrás de la Casa de los Once Patios.

Al doctor Gastón Mendoza le correspondió la gestión, junto con la escuela Vasco de Quiroga y padres de familia, para conseguir el permiso del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que había opuesto férrea objeción al derribo de la casa de Lerín 19, para preservar el trazo urbano en el centro histórico de la ciudad; y sobre todo le correspondió a don Gastón Mendoza la construcción en 1984 de la escalinata que desde entonces todos conocemos y disfrutamos.

El presidente Víctor Báez de entrada hizo obra de remodelación en la parte alta de la escalinata del andador (15/12/2015). Pero muy mal quedaría su administración si ante la vergonzosa petición de pago del aludido predio no sólo no suma en la dirección de hacer imperar la justicia, sino que por el contrario resta y en los hechos haría inútiles las gestiones y obras de sus antecesores, al igual que la de cientos de padres de familia, directivos y maestros de la Escuela Vasco de Quiroga; protagonistas muchos de ellos hoy ya fallecidos, pero que en su respectivo momento pusieron su grano de arena para el proyecto hoy actuante de comunicar un área de la ciudad con su centro histórico.

Tuve oportunidad de que se me diera acceso a la documentación reunida por los padres de familia y la Escuela Vasco de Quiroga, que se vienen inconformando desde mayo pasado con la aparición de la supuesta dueña del inmueble de Lerín 19, adquirido por compra el 22 de septiembre de 1982, en cuyo contrato de compra-venta participaron como nuevos dueños el Ayuntamiento, la Escuela Vasco de Quiroga y los Padres de Familia.

Aclaro el por qué de mi interés en el tema. Sucede que estoy ligado de manera muy cercana al Antiguo Colegio Jesuita y a su área aledaña al huerto del mismo. En 1981 conocí el lamentable estado en que se encontraba el edificio cuando tuve que recorrerlo para conocer el grado de su ruina y elaborar junto con Cristina Duque y Frida Lara Klahr, un proyecto de restauración y de uso y destino.

En ese momento no entendía por qué el edificio estaba convertido en área de paso, vía su huerto, hacia Colimillas y colonias aledañas. El proyecto de restauración no progresó, pero al menos llamó la atención para que el gobierno del estado lo adquiriera años más tarde, pues estaba en posesión de manos particulares. El gobierno de Gastón Mendoza hizo restauraciones en algunos espacios de ese edificio abandonado, pero lo más importante, construyó la escalinata de la segunda de Madrigal de las Altas Torres, con lo que quedó listo el tan soñado paso peatonal.

Hasta ese momento no me caía el veinte de lo que había detrás de la construcción de esa escalinata: toda una suma de esfuerzos para comunicar a la escuela Vasco de Quiroga, que en 1974 tuvo que abandonar el edificio que ocupaba, el ex Colegio Jesuita, tanto porque por su ruina ya resultaba peligroso habitarlo, como porque la Secretaría de Educación le había construido nuevas instalaciones en la parte alta del área. El problema fue que no se había previsto cómo alumnos, padres de familia y maestros iban a llegar a la nueva escuela, pues los únicos dos accesos disponibles desde el centro de la ciudad eran por las calles de Alcantarillas o Navarrete, las cuales desembocaban en la nada, es decir, a terrenos baldíos, tipo malpáis y llenos de maleza, pues la civilización escasamente llegaba en esos años a esos inhóspitos parajes.

Con la escalinata del andador de MAT construida por fin en 1984, se había acabado el pretexto de cruzar por el ex Colegio Jesuita como área de paso desde 1974, cuando la Vasco de Quiroga estrenó sus propias instalaciones. Pero no, por muchos años la gente de las nuevas colonias que se fueron creando en la parte alta, continuó haciendo uso de ese camino corto al centro; podían darse el lujo de disponer ya de dos accesos, la escalinata o el huerto, según a donde dirigieran sus pasos.

En esa situación encontré el inmueble jesuita cuando al fin en 1990 se crearon las condiciones para su restauración, y a partir de entonces quedé ligado a ese espacio durante 12 años de intenso trabajo de restauración y de uso y destino, con el grupo de compañeros con los que integrábamos el Patronato Pro Restauración y Conservación del Ex Colegio Jesuita. Acceder a la documentación sobre el problema del andador de Madrigal de las Altas Torres me permitió conocer la parte que desconocía sobre la relación Ex Colegio Jesuita-Escuela Vasco de Quiroga.

¿Qué fue lo que hice con las copias de los documentos que se me facilitaron sobre el problema de incomunicación de la escuela Vasco de Quiroga y lo que hicieron para resolverla? Nada más las ordené cronológicamente para clarificarme el desarrollo del problema y la solución a que se llegó; de allí surgió un documento que titulé: Cronología de hechos y de documentos relacionados con el andador de Madrigal de las Altas Torres, construido sobre el número 19 de la calle de Lerín, como camino de acceso a la Escuela Vasco de Quiroga y colonias de esa área de la ciudad”.

Quien analice con detenimiento este documento podrá deducir que sería una infamia tomar partido con la parte equivocada. Dos administraciones municipales han sido leales aliadas de la gente involucrada en el problema social relacionado con el andador de Madrigal de las Altas Torres. Volver a pagar sería darle la espalda no sólo a dicha gente, que hizo el esfuerzo mayúsculo de reunir fondos propios en la cantidad de 400 mil pesos (100 mil puso el Ayuntamiento), sino también a la población en general, actual, pues se estarían aplicando recursos públicos de manera injusta e indebida, por decir lo menos.

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