MORELIA, Michoacán.-El elevado uso del dinero en efectivo como medio de pago en México, “facilita la informalidad, la corrupción, el crimen y restringe las posibilidades de desarrollar plataformas de intercambio electrónico para empresas. Todo esto genera pérdidas de eficiencia, reduce el crecimiento, no abona a la inclusión financiera y deteriora los ingresos fiscales”, considera un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
La investigación: Reducción de uso de efectivo e inclusión financiera del especialista Luis Mauricio Torres, refiere que en nuestro país el dinero en efectivo sigue siendo el medio de pago más utilizado, pues se estima que 96 % de las transacciones se realizan de esa manera.
“A pesar de los costos, México está atrasado en la generación de políticas públicas que busquen reducir el uso de efectivo. Kenia, China y Sudáfrica avanzan más rápido que nuestro país en la adopción de medios de pago electrónicos”, se indica.
Lo anterior, a pesar de que a nivel mundial el uso de efectivo es cada vez menos relevante frente a las tarjetas de crédito y las transferencias electrónicas. “De acuerdo con datos de MasterCard, entre 2008 y 2012, el número de transacciones realizadas con dinero en efectivo como porcentaje del total de las compras globales pasó de 42.2% a 38.3%”.
El estudio enumera los siguientes costos del uso de efectivo:
Informalidad. En países altamente dependientes del efectivo y en los cuales los pagos electrónicos son poco utilizados la economía informal es de 39% del PIB en promedio. En países que utilizan más frecuentemente transferencias electrónicas la cifra es 20% en promedio.
Efectos fiscales. En México casi 1 de cada 2 pesos que circulan en las transacciones económicas son dinero en efectivo, lo que significa que potencialmente 50% del PIB podría no fiscalizarse correctamente.
Corrupción. Es frecuente que en los escándalos de corrupción el dinero en efectivo sea el medio de pago. La evidencia muestra una relación importante entre un alto porcentaje de uso de medios de pago distintos al efectivo y una menor percepción de corrupción. En los países donde al menos 20% de los adultos usan pagos electrónicos su calificación en el Índice de Percepción de Corrupción de Transparencia Internacional es dos veces mejor que aquellos con menor uso.
Actividades ilegales. El anonimato asociado con el dinero en efectivo lo hace muy atractivo para las actividades ilegales y el crimen al no dejar rastro en el sistema financiero. En Europa, 30% de los reportes de transacciones sospechosas ante la Europol tienen como motivo el uso de efectivo. Además, existe evidencia de que en ciudades donde se implementan transferencias electrónicas para distribuir dinero de programas sociales, los crímenes como el robo y el asalto se reducen en 9.8%.
Crecimiento económico. En el agregado, las ganancias en eficiencia por uso de medios electrónicos de pago tienen impacto en el crecimiento. Esfuerzos adicionales por reducir el uso de efectivo podrían sumar entre 0.4 y 0.5 puntos porcentuales al crecimiento anual.
Por lo anterior, el IMCO plantea algunas propuestas para reducir el uso de efectivo en México, a saber: aprovechar las políticas sociales para fomentar el uso de cuentas bancarias; programas de tecnificación para microempresas e incentivos fiscales para uso de terminales punto de venta; en los tres órdenes de gobierno el pago a proveedores, las compras públicas, la obra pública y el pago de nóminas deberían ser realizados de manera obligatoria por medios electrónicos.
Asimismo, propone eliminar la distribución de billetes de $500 y $1,000 pesos. “Probablemente la política más inmediata para reducir el uso de efectivo sería eliminar la circulación de billetes de alta denominación. Los billetes “grandes” se utilizan para almacenar valor y transportarlo utilizando menos espacio. La lógica detrás de su eliminación es que todos los pagos en los que se utilicen billetes de alta denominación bien podrían hacerse vía electrónica”.