Armando Martínez
De nada sirven las indicaciones que promueve tanto el gobierno del Estado, como el municipal y hasta el federal, en cuanto a los cuidados y protocolo que se deben llevar para detener o tratar de detener la enfermedad y los contagios del Covid-19, ya que los ciudadanos no toman en cuenta dichas recomendaciones y en ocasiones las autoridades tampoco cumplen con lo suyo.
Lo anterior, porque durante la semana laboral de lunes a viernes para poder ingresar al mercado municipal, se coloca personal del ayuntamiento para que los ciudadanos que acuden a surtir su despensa lleve su cubrebocas, no ingrese con niños y que tampoco las mujeres que estén embarazadas ingresen ante el riesgo de un contagio, ya que son de los sectores más vulnerables de acuerdo con el sector salud.
Pero de lunes a viernes, resulta que los trabajadores del ayuntamiento (sindicalizados y de base), llegan a las nueve de la mañana a instalarse en los filtros de ingreso al mercado, mientras tanto y como se sabe, los comerciantes comienzan a laborar desde temprana hora y mientras llega el personal de guardia a sus lugares, pues la gente ingresa sin ningún problema, es decir, sin el tan indispensable cubre bocas, ingresan niños y personas adultas sin que les tomen la temperatura corporal y sin aplicarles gel, aunado a que muchos comerciantes del área del mercado y de sus calles adyacentes, tampoco utilizan el cubrebocas como un reto a las recomendaciones oficiales.
Otro asunto al respecto, es que los sábados y domingos al parecer hay “entrada libre” al mercado, ya que al no ser días laborables en el ayuntamiento, pues los trabajadores no acuden a trabajar y los policías que se encuentran en las entradas nada pueden hacer, ya que ellos solo están en el lugar para cualquier problema que se pueda suscitar, pero no pueden evitar el ingreso de la gente.
De ahí, que los problemas de contagio vayan al alza en el municipio y que ante la necedad de la propia ciudadanía de cuidarse y cuando se contagian, no falta quien le eche la culpa al gobierno de esto.
Por otro lado y en el mismo tenor, en el transporte público de pasajeros, tampoco se cumple la norma por los mismo usuarios y en ocasiones hasta por los propios trabajadores del volante, ya que no obstante que por recomendación oficial y hasta con letreros que se encuentran fuera y dentro de la unidad a que los pasajeros utilicen el cubrebocas, los choferes dejan subir a quien no lo porte sin importar los riesgos.
