¿Por qué Pátzcuaro tiene tantos visitantes? Porque es turístico, es la respuesta. ¿Por qué es turístico, es la pregunta obligada? Porque tiene diversos sitios con historia, con urbanismo antiguo y arquitectura vernácula; por su lago y bellos paisajes naturales en sus alrededores. Y también se puede decir, por sus bellos paisajes urbanos, culturales.
Uno de los sitios más bellos y emblemáticos de la ciudad es el de la confluencia de las calles de Árciga, Lerín y Alcantarilla, en el que armonizan los edificios del Museo de Artes Populares, el Antiguo Colegio Jesuita, el templo de la Compañía y los arcos del conjunto del templo del Sagrario.
En cada temporada de vacaciones ese espacio se echa a perder con la instalación de un gran toldo para la venta de artesanías en la explanada del Antiguo Colegio Jesuita. La magia que concentra ese contexto urbano-arquitectónico se esfuma o se pervierte por intereses que sin duda son legítimos, pero que pueden ser atendidos en otros espacios menos comprometedores con la esencia turística que urge respetar para conservar la mínima congruencia con una política cultural seria de Pueblo Mágico.
El turismo ama a Pátzcuaro por lo que es y representa en su historia, urbanismo y arquitectura vernácula. Y Pátzcuaro recibe a los amantes de nuestra ciudad no respetando lo que ama ese turismo ya enamorado de nuestra ciudad, más el nuevo que llega por primera vez a enamorarse.
Hay en el centro histórico otro espacio cultural hermoso que hasta la fecha se le ha regateado a la congruencia cultural y turística que nos debemos. Es el costado oriente del templo del Antiguo Convento de San Agustín, hoy Biblioteca Pública Gertrudis Bocanegra, que aloja el inmenso y muy valioso mural de unos de los más grandes artistas de México: Edmundo O’Gorman.
Ese espacio está echado a perder por intereses comerciales ya no legítimos. No se le echa a perder más, si ahí se instalara el tianguis artesanal de verano. Los artesanos no pierden su oportunidad de vender sus productos en la actual temporada veraniega en el centro histórico, turístico por antonomasia. Todos saldríamos ganando si se apuesta por esa congruencia en el respeto a quienes nos visitan.